En la temporada 2007-08 se produce quizás el momento más grave en la historia del fútbol base del Betis, cuando en el equipo cadete regional se produce la dimisión del entrenador y delegado del equipo por discrepancias con la directiva del club. Debido a la presencia del fútbol en la prefectura y a que los dos equipos estaban luchando por las primeras plazas de la competición, la Federación de fútbol de Toyama pidió a los dos clubes que negociaran una fusión, con la intención de formar un equipo profesional unido para ascender a la J. League.