Cada partido se juega en dos periodos de 45 minutos cada uno, salvo que por mutuo acuerdo entre el árbitro y los dos equipos participantes se convenga otra cosa. Una vez cumplido el tiempo estipulado, el árbitro podrá, según su criterio, añadir más tiempo para recuperar el tiempo perdido. El desarrollo del juego debe ser limpio y sin faltas pero también debe ser competitivo.