Kevin Thomas, director de la ONG Red de Solidaridad de las Maquiladoras, lo tiene claro: «Cuando una empresa realiza mejoras en sus condiciones laborales, o incluso en sus salarios, el coste real en el producto final es de apenas unos centavos, no es algo que pueda preocupar a los consumidores. Lo único que hace falta es que las compañías renuncien a parte de sus enormes ganancias y se aseguren de que están haciendo las cosas bien», indica en una reciente entrevista al diario canadiense The Globe And Mail. La empresa indicó asimismo que está desarrollando un proyecto de coordinación internacional con otras empresas para dar soporte a largo plazo a las víctimas, y afirmó que ha iniciado las indagaciones oportunas, «determinando que hubo relación comercial con una de las cuatro fábricas afectadas, camisetas de futbol replicas donde se había producido un número reducido de prendas». El derrumbe en Bangladesh de un edificio que albergaba varias fábricas textiles en las que unas 3.000 personas habían sido obligadas a seguir trabajando, pese a que la policía había advertido un día antes de la existencia de grietas en las paredes, ha dado visibilidad a un problema que hunde sus raíces en los cimientos mismos del sistema de división internacional del trabajo en el que vivimos.
En el momento del colapso trabajaban en el edificio cerca de 3.000 personas, que habían sido obligadas a acudir a sus puestos, a pesar de que las autoridades habían advertido el día anterior de la existencia de grietas en las paredes. Al final, las empresas salen ganando, los consumidores del primer mundo salen ganando, y los trabajadores del tercer mundo salen también ‘ganando’, teniendo en cuenta que no tienen muchas opciones mejores de supervivencia. Habida cuenta de que sólo cambiarán de uniforme en su visita a Las Palmas, cabe preguntarse cuál de las dos usarán. En las tiendas o por internet. Según explicó el funcionario del Ministerio del Interior de Bangladesh que dirige la investigación, el peso y las vibraciones de los generadores de electricidad crearon una gran presión sobre la estructura del edificio, ya de por sí en mal estado y debilitada por el uso prolongado de maquinaria pesada, que acabó cediendo. El edificio, además, tenía nueve plantas pese a contar con permiso solo para cinco, estaba diseñado para un uso comercial, y no industrial, y construido con materiales de «muy poca calidad». Además, la cadena irlandesa de ropa Primark anunció también que indemnizará económicamente y prestará ayuda alimentaria de emergencia a las víctimas del derrumbe.
Cientos de trabajadores bangladeshíes se manifestaron este viernes en protesta por las circunstancias que hicieron posible la tragedia, y también para exigir la pena de muerte para los propietarios de los talleres y del edificio. Otras, como Mango, habían hecho pedidos de prueba en los talleres. ¿Qué empresas tenían talleres en el inmueble? El pasado 24 de abril se derrumbó en Bangladesh el edificio Rana Plaza, un inmueble dedicado a la producción textil, situado en un parque industrial (Zona de Procesamiento de Exportaciones, o EPZ, por sus siglas en inglés) de Savar, una localidad cercana a Dacca, la capital del país. En España, El Corte Inglés ha anunciado un plan de ayudas para compensar a las víctimas y los familiares de los fallecidos, que se canalizará a través de ONG locales. En ambos casos, y muy al contrario de lo que ha hecho Nike en España, los dos diseños son minimalistas, sin cosas raras, sin elementos superfluos.
Por otro lado, los consumidores occidentales demandan, obviamente, ropa barata, y son muy pocos los que que, especialmente en estos tiempos de crisis, están dispuestos a pagar más o a mirar la etiqueta de una chaqueta antes de comprarla. En un mundo tan interconectado y expuesto como el actual, las empresas cuidan al máximo su imagen y el daño producido por una campaña negativa puede ser muy importante. Por ejemplo, está bien apreciar a grandes jugadores como Peyton Manning, pero si eres fan de los New England Patriots, primero apoyas a Tom Brady. En Bangladesh, por ejemplo, la paga media de estos empleados son 38 euros mensuales, equivalentes a un salario mínimo que está entre los más bajos del mundo. Pero no suelen decir, por ejemplo, qué es lo que encuentran en esas inspecciones, o qué hacen al respecto. El viola es el que usará en el Artemio Franchi, pero fuera, el uniforme podrá ser blanco, rojo, azul o verde. En el modesto club La Hoya Lorca CF ya innovaron con la comida, aunque con un resultado controvertido, en la temporada 2012/13. El equipo de la región de Murcia, conocida como la huerta de Europa, optó en este caso por el brócoli para inundar de verde una de las camisetas de su equipo.
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